miércoles, 30 de octubre de 2013

Higos, nueces y jalogüin



Nikon D300 + Tamron 90mm f 2.8 (ISO 400; 1/160s; f8; -0,33 eV)
Un viejo tronco de encina, de tenebrosa mirada, en la Sierra de Montánchez (Cáceres).




Recuerdo que cuando éramos niños celebrábamos el Día de Todos los Santos paseando hasta el cementerio del pueblo, pertrechados con nuestra bolsa de higos y nueces. Con ellos fabricábamos los famosos y energéticos “casamientos”,  abriendo  por la mitad los higos secos y metiendo en su interior las nueces, de tal manera que quedasen completamente envueltas. ¡Todo un manjar! A veces también llevábamos bellotas dulces y castañas para acompañar a los higos. Y esto era lo más divertido, porque recorrer el cementerio siempre me pareció un momento muy triste, rodeado por tanta gente apenada por el recuerdo de sus seres queridos.


Esta tradición subsiste a duras penas en algunos pueblos de Extremadura (la chaquetía, la calbotá o el calvote, por ejemplo) habiendo sido engullida literalmente por las celebraciones de Halloween (All Hallows' Eve), o de Jalogüin, por decirlo un poco más en castúo. De repente llegaron las calabazas, el “truco o trato”, las calaveras y los disfraces de zombis, consecuencia del imparable efecto globalizador de las tradiciones norteamericanas, como ya ocurrió con Papa Noel y los Reyes Magos, que casi terminan extraditados a Oriente. Las tradiciones son así: perduran, se extinguen o nos invaden. De hecho, en Estados Unidos las celebraciones de Halloween también irrumpieron sin permiso, siendo introducidas por los emigrantes irlandeses, ya que los orígenes de esta festividad provienen de la cultura celta, de rituales en los que se homenajeaba a los difuntos y se espantaba a los espíritus malignos.

jueves, 10 de octubre de 2013

ISO 2000

Nikon D7100 +600mm f4 (ISO 2000; 1/250s; f5; 0,0 eV) +hidrochajurdo. En la ZEPA "Azud del Guadiana", en el tramo urbano del río Guadiana a su paso por Badajoz.

Últimamente utilizo mucho la opción de ISO automático de la cámara, especialmente al inicio de la jornada, cuando aún no ha salido el sol y la luz es escasa. Ajusto previamente un valor mínimo de velocidad para evitar que salgan movidas o trepidadas (1/250s, 1/500s, según la luz) y un ISO máximo. Esta imagen está tomada en sombra, a las 8:30 de la mañana y con un ISO 2000, un ajuste que no recuerdo haberme atrevido a utilizar con otras cámaras por provocar siempre excesivo ruido.