viernes, 28 de noviembre de 2008

B 19754


La técnica del “neoprening”, que describí detalladamente en la imagen anterior de mi galería, me ha dado una nueva sorpresa. La aproximación que consigues es una de sus principales ventajas, ya que meterte dentro de un hide en medio del agua te permite estar muy cerca de las aves. Tanto es así que al utilizar siempre la focal fija de 600mm para estas situaciones, en muchos casos no puedes hacer fotos por estar las aves a menos de 6m (que es la distancia mínima de enfoque) y entonces te tienes que dedicar a observarlas, que también es todo un placer. Eso fue lo que me pasó los días que fui a hacer las fotos que habéis visto del Calamón y el joven de Polla de agua.
En la última sesión, los pollos de los Calamones se quedaron a 20 cm del hide, y para entretenerme les sacaba el dedo por los huecos de la malla de camuflaje y se quedaban embobados mirándolo, parecían quedarse con ganas de arrearme un picotazo (menos mal que no lo hicieron!). En un momento dado, se acercaron también los adultos y se pusieron a cortar eneas con el pico para cebar a los pollos. Les puede haber hecho fotos con un gran angular y habrían sido tremendas! Pero cuál fue mi sorpresa cuando me fijé en que uno de los adultos, que estaba a menos de medio metro, llevaba una anilla en su pata!!!! Pude leer la numeración a simple vista…..pero tal y como me encontraba, con el agua casi a cuello, no llevaba nada para apuntar, así que esperé a que se alejase un poco y logré fotografiar la anilla…..!!!!B 19754!!!!
Comuniqué el hallazgo a la Oficina de Especies Migratorias del Ministerio de Medio Ambiente, facilitándome los datos de anillamiento y a partir de ahí me ha sido posible reconstruir una parte de la vida de este ejemplar.
El Calamón fue encontrado en febrero de 2006 por la Guardia Civil (en ningún caso se considera detención o arresto, ya que no había cargos en su contra) en el extremo este de los regadíos de las Vegas del Guadiana, entre las localidades de Obando (Badajoz) y Cañamero (Cáceres), en un estado muy débil y sin ningún daño aparente. Fue trasladado al Centro de Recuperación de Fauna “Los Hornos”, en Sierra de Fuentes (Cáceres), gestionado por la Junta de Extremadura, donde permaneció durante dos meses. Los cuidados que allí le dispensaron permitieron que se recuperara con gran rapidez y en marzo fue liberado con la anilla que ahora lleva en su pata. El lugar elegido para reintroducirlo fue la charca de La Zafra, aguas abajo del Embalse de Valdesalor (12 km al sur de Cáceres), donde existía un hábitat favorable para la especie. El caso es que no le debió gustar mucho sitio o se sentiría un poco solo sin sus congéneres y, dos años después, se desplazó casi 50 km al sur y terminó instalándose como reproductor en el Río Aljucén, en las inmediaciones de Mérida (donde conseguí esta imagen). Perfectamente reestablecido, este año ha criado tres hermosos pollos.
M hice ilusiones pensando que el Calamón podría haber sido anillado en Doñana, en los Aiguamolls, en el Delta de Ebro o algún otro sitio exótico, pero al final era una recuperación regional, lo que menos me esperaba. No obstante tiene su interés. Por una parte confirma la importante labor que desempeñan los Centros de Recuperación de Fauna, a veces muy cuestionados, que en este caso han demostrado su eficacia y necesidad. Y por otro, aporta un poco más de luz en el conocimiento de esta especie en la región, ya que siempre se ha pensado que el único núcleo reproductor era el existente en el Embalse de Arrocampo (en Almaraz, Cáceres) y las citas recopiladas en los últimos años en los ríos Ajucén y Guadiana a su paso por Mérida confirman que posiblemente tenga una distribución mayor que no ha sido detectada. De hecho, el lugar donde fue encontrado en las Vegas del Guadiana se encuentra a más de 75 km de los lugares de cría conocidos, lo que hace sospechar que los cursos fluviales que atraviesan estos regadíos pueden ser un hábitat potencial de cría y seguramente de dispersión, lugares que merecerá la pena prospectar en su busca en los momentos adecuados. Aunque los arroyos y desagües suelen tener cauces muy estrechos, siempre están densamente cubiertos de eneas. Si convertimos en hectáreas la superficie que ocupan (multiplicando la anchura del cauce por su longitud), estaríamos hablando en realidad de un hábitat muy extenso, un enorme humedal, cuya importancia pasa desapercibida por su carácter lineal. En los últimos años, estos arroyos completamente rodeados de la agricultura intensiva más radical, han aportado citas de interés como la nidificación de la Buscarla unicolor o el paso migratorio del Carricerín cejudo, entre otras, conseguidas gracias al esfuerzo de anilladores que se han preocupado de muestrear estos lugares tan duros de trabajar (fango, mosquitos, siempre con agua hasta el pecho, ni una sombra…..) en vez de hacerlo en cómodas y sombreadas riberas.

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